Un año bisiesto es el que dura 366 días en vez de los 365 de un año común. Esto se hace para mantener el calendario sincronizado con el año astrónomico y estacional. Debido a que las estaciones y las ocurrencias astronómicas no ocurren en un número fijo de días, un calendario con el mismo número de jornadas cada año acabaría distanciándose del evento que supuestamente debiera marcar.
De esta forma, añadiendo un día o un mes al año, el distanciamiento se puede corregir. El adjetivo deriva del latín bisextus, que correspondía al 24 de febrero (dos veces sexto), ya que se contaba dos veces el sexto día anterior a las calendas: primer día de los meses romanos, que se dividían en tres partes: calendas, nonas e idus.
Como para contar se incluían la cifras (en este caso el día) de referencia (el 1 de marzo), En italiano, bisesto es el día adicional, y bisestil (del latín bisextilis) se refiere al año en el cual se agrega este día.
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